Las Llanuras del Transito by Jean M. Auel

Las Llanuras del Transito by Jean M. Auel

autor:Jean M. Auel
La lengua: es
Format: mobi
publicado: 2008-08-30T22:00:00+00:00


Las lluvias continuaron de forma intermitente cuando comenzaron a cruzar las llanuras bajas que se extendían entre el Río de la Gran Madre y el afluente de anchura casi igual, es decir la Hermana. Reanudaron viaje en dirección noroeste, aunque su ruta no era directa ni mucho menos. Las llanuras centrales se asemejaban a las estepas del este, y en realidad eran una prolongación de aquéllas, pero los ríos que atravesaban la antigua cuenca de norte a sur desempeñaban un papel dominante en el carácter de la región. El curso del Río de la Gran Madre, el cual variaba con frecuencia, se bifurcaba y se desviaba, dando lugar a enormes zonas húmedas en los vastos pastizales secos.

Se formaban lagos en los recodos de acentuadas curvas de los canales más anchos que recorrían el territorio, y los pantanos, los prados húmedos y los campos floridos que proporcionaban diversidad a las grandiosas estepas servían de refugio a una cantidad y variedad increíble de aves; pero también obligaban a desviarse a los viajeros que avanzaban por tierra. La diversidad de los cielos estaba complementada por una abundante vida vegetal y una heterogénea población de animales que reproducía la situación de los pastizales orientales, aunque de manera más concentrada, como si un paisaje más dilatado se hubiera contraído al mismo tiempo que su comunidad de criaturas vivas, conservaba idénticas proporciones.

Rodeadas por montañas y mesetas que canalizaban más humedad hacia la tierra, las llanuras centrales, especialmente en el sur, eran también algo más boscosas. En lugar de especies enanas y achaparradas, los arbustos y los árboles que se apiñaban cerca de los cursos de agua a menudo alcanzaban una altura y un diámetro notables. En la sección suroriental, cerca de la confluencia ancha y turbulenta, los pantanos y los lodazales aparecían en los valles y los bajíos, llegando a adquirir enormes proporciones durante la época de las inundaciones. Había bosques pequeños y pantanosos de alisos, fresnos y alerces que atraían a los incautos, entre promontorios coronados por bosques de sauces, alternándose en ocasiones con robles y hayas, mientras los pinos arraigaban en los terrenos más arenosos.

En la mayor parte de los suelos intervenía una mezcla del fecundo loess y marga negra, o bien arena y gravas aluviales, con un afloramiento ocasional de antiguas rocas que interrumpían el relieve liso. Estas mesetas aisladas solían estar pobladas de coníferas, que a veces descendían hasta las llanuras, proporcionando cobijo a diferentes especies de animales que no podían vivir exclusivamente en terreno abierto. La vida era más ubérrima en los sectores de los márgenes, mas a pesar de tanta exuberancia, la vegetación principal continuaba siendo la hierba. Los pastos altos y cortos de la estepa, así como las hierbas con aspecto de pluma y las festucas en las llanuras centrales de la estepa formaron un pastizal extraordinariamente abundante que se agitaba impulsado por el viento.

Cuando Ayla y Jondalar salieron de las llanuras meridionales y se aproximaron al frío norte, tuvieron la sensación de que la estación avanzaba con más rapidez que de costumbre.



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